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Lucha Contra Un Pulpo

Alan Smith

La gente dispone de mucho tiempo libre y busca cosas que hacer. Cuando hablo de luchar contra un pulpo me refiero literalmente, no hago referencia a una negociación oblicua sobre cómo tratar con vendedores resbaladizos o compradores con pocas (muchas) manos.

A través del tiempo la gente ha buscado la manera de ocuparse de ellos mismo. En el siglo 18, por ejemplo, el lanzamiento de zorro fue un evento popular en Polonia. De hecho en un prestigioso evento fueron lanzados al aire usando eslingas, 687 zorros, un buen número de tejones, liebres y gatos monteses. Suena divertido… ¡NO!

Otros acontecimientos notables eran el cañón de béisbol (bolas de béisbol lanzadas contra los bateadores por un cañón), la pesca humana (un evento en Australia donde los nadadores humanos son atrapados por pescadores) y saltar de un globo (no necesita explicación).

El mayor problema que enfrentamos hoy, en mi humilde opinión, no es como ocupamos nuestro tiempo, es como lo priorizamos y utilizamos.

Los seres humanos tienen ahora una capacidad de concentración más baja que la de los peces, según una nueva investigación. Un estudio realizado por Microsoft ha demostrado que somos capaces de permanecer concentrados por tan sólo 8 segundos, y un pez puede unos 9 segundos. Y está empeorando. La multitarea se siente bien porque tiene una gratificación instantánea. E incluso puede hacer que nos sintamos más eficiente, pero ¿no somos simplemente tontos ocupados?

Hace un par de meses tenía que realizarme una operación bastante importante. Mi cadera izquierda necesitaba ser remplazada. Por culpa de correr y el rugby, no por la edad como dijo mi elocuentemente mi esposa, había restringido mis movimientos y lo inevitable fue debidamente reservado y soportado.

Un efecto secundario es que no he podido conducir durante ocho semanas.

No estoy seguro de lo inusual que somos como pareja, pero ambos hemos caído en ciertas rutinas. Tiendo a ser el que corta el césped, mi mujer tiende a hacer la compra.

Una de las tareas que parece que tengo yo es la de conducir. Cada vez que salimos, soy yo el que me pongo al volante. Sospecho que mi esposa es mejor conductor que yo, ella cree que si, pero la costumbre ha ganado.

Durante mi recuperación, mi esposa se hizo cargo de la conducción y para mi propio asombro, lo disfrute mucho. Pude apreciar mejor la zona en la que vivimos, el paisaje y la arquitectura, cosas que nunca había hecho estando ocupado en el puesto del conductor, teniendo la mente ocupada en engranajes, espejos, señales de tráfico y otros coches.

También reforzó mi opinión de que en las negociaciones difíciles y complejas, tiene sentido tener un colega en la reunión, que simplemente pueda observar lo que está pasando. Sin un papel activo hablando, puede examinar más fácilmente lo que está pasando, reconocer aquellas cosas que pueden pasar desapercibidas al portavoz y comprobar la temperatura y el tono de la reunión.

Asegúrese de que el observador está buen preparado y bien informado, para que no tenga la tentación de dejar de realizar su función o como hice yo volver al asiento del conductor.

¡No volverá a ser invitado!

 

Alan Smith

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