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El Acuerdo No Acordado

Stephen White

El pasado jueves, con mucho silencio, varios días después de la expiración de un plazo arbitrario que se había establecido para la finalización del acuerdo sobre el futuro de la capacidad nuclear de Irán, se anunció un acuerdo. Hubo alegría en las calles de Teherán, y voces descontentas en Jerusalén y Riad, un toque de triunfalismo en Washington,  y silencio en Londres, París y Berlín.

Después de todas las noticias recibidas de los portavoces y expertos, probablemente era imposible que se haya producido cualquier otro resultado. Había demasiado ego puesto en ambos lados de la mesa, que anunciaban un fracaso o un bloqueo, que hubiese sido visto como una total incompetencia de los políticos que participaban.

Pero, en los detalles del acuerdo, hay una confusión de incertidumbre y vaguedad, que incluso las partes involucradas aceptan que tiene que ser negociado y acordado. Estos detalles incluyen muchos plazos de tiempo, detalles sobre los derechos de los observadores imparciales para supervisar y hacer cumplir las condiciones, el método y la velocidad del levantamiento de las sanciones impuestas actualmente a Irán por el P5+1 a cambio de concesiones iraníes.

Por supuesto, los puntos de fricción simplemente no se han generado por las disputas entre las dos partes, sino dentro de cada parte. Por ejemplo, los negociadores del equipo de Rusia se han negado sistemáticamente a aceptar las condiciones exigidas por los otros miembros del equipo occidental; el incumplimiento de alguna de estas condiciones desencadenaría inmediatamente la nulidad de las concesiones hechas por la otra parte (en este caso un incumplimiento por parte de Irán desencadenaría la re imposición de las sanciones económicas de Occidente). Y en lado iraní todavía no hemos visto el ayatolá Jamenei, el centro de poder real en Irán, dar alguna indicación de su aceptación del acuerdo macro, no importa los detalles.

La información sobre el acuerdo, a pesar de ser potencialmente de importancia mundial, se mantuvo alejada de la portada del viernes en el Reino Unido, donde se hizo una cobertura de un debate mediocre entre los líderes de los partidos políticos de la noche anterior en el marco de las próximas elecciones. Además de la masacre de casi 150 estudiantes cristianos en Kenia, y la invasión de Yemen por una coalición de países árabes que tratan de arrebatar el poder a los rebeldes Houti respaldados por Irán que ahora controla parte del país.

Así que a pesar de los egos de los que participan en las negociaciones, estas podrían haber sido satisfechas, el resto del mundo reconoce que el acuerdo proclamado, de hecho, no es un problema absoluto; no es ni siquiera un acuerdo marco o una declaración de intenciones. Hay mucho trabajo todavía por hacer, y gran parte del mundo es escéptico de que los detalles pendientes pueden, o incluso deben, ser resueltos mientras que la región sigue en estado de agitación.

Como se suele decir, seguiremos informando.

 

Stephen White

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