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Basura Diplomática

Stephen White

Dos acuerdos negociados de importancia histórica. Uno entre Grecia y la UE/Eurozona y el otro entre Irán y el P5+1. Ambos fueron aclamados como una victoria diplomática. Ambos son basura. Ambos han sido ridiculizados y repudiados. Ambos se desintegran a medida que la tinta se seca. ¿Qué hemos aprendido?

1. La confianza es el elemento clave. En ninguno de los casos ninguna de las parte confiaba en la otra, por lo que en ambos casos la desconfianza genera dudas sobre la capacidad o disposición de cumplir con las acciones acordadas. Nadie en Grecia cree que la mitad de la población que evade impuestos comenzará a pagarlos. Nadie en la Eurozona cree que este tercer rescate en 5 años será el último. Nadie en Irán cree que el Gran Satán (EE.UU.) se ha convertido en un amigo de confianza. Ninguno en el P5+1 cree que los iraníes van a cambiar su tendencia al secreto y la ofuscación. Así que nadie piensa que los acuerdos en ambos casos se respetaran. Y sin embargo,  estas son las condiciones en las que se han construido los acuerdos.

2. El tiempo es el elemento clave. Ambos acuerdos pretenden regular los temas que incluyen en un tiempo mucho más que significativo – en el caso griego en los próximos 5 años,  y en el caso de Irán en los próximos 10 a 15 años. Ambos de estos plazos son absurdos. El FMI ahora ha destruido públicamente el mito que imponía austeridad a Gracias permitiéndole a su economía crecer lo suficiente como para hacer rembolsos de préstamos oportunos a menos de haber un gran alivio de la deuda, que los alemanes y los demás siguen resistiéndose. Mientras que para los occidentales 10-15 años es un horizonte bastante largo, para que los líderes iraníes, predominantemente religiosos, el largo plazo ayuda a la victoria, ya sea el Islam chiita sobre el Islam Suní, o del eventual dominación del Islam sobre el resto de religiones, 15 años en un abrir y cerrar de ojos; su marco de tiempo es generaciones y siglos. Cuando las partes negociadoras ven los marcos de tiempo diferente, inevitablemente serán acuerdos defectuosos.

3. El ego es el elemento clave. Es incuestionable que los individuos que han negociado estos acuerdos, a diferentes noveles, deben ser inteligentes e intelectualmente capaces. Pero su egoísmo en la necesidad de ver un resultado exitoso aclamado por el público, se convierte en un poderoso motivador, hasta el punto que se sentido común desaparece. Quizá Alexis Tsipras se vio a si mismo como un moderno Alejandro Magno – Nunca derrotado en una batalla. Tal vez John Kerry se vio como el maestro negociador, un Henry Kissinger del siglo 21, aunque la historia sea menos amable con los dos. Es mejor no llegar a un acuerdo si la razón principal del acuerdo es el propio anuncio de acuerdo.

4. La gestación es el elemento clave. Ambas negociaciones han durado años;  en el caso de Gracia desde 2009/2010, cuando los débiles miembros de la Eurozona se toparon con problemas, y en el caso de Irán desde 2003; cuando las sanciones se plantearon e implementaron por primera vez por occidente. Hay una opinión generalizada que los espectadores se impresionan más por un acuerdo alcanzado en la adversidad que por uno que parece haber sido alcanzado con rapidez y en colaboración. Cuan hábiles han sido los negociadores para eliminar los obstáculos y llegar a una solución exitosa, cuan decididos y pacientes han sido para no tirar la toalla y ahora lograr el éxito. Deberían aprender de la historia – entre más larga sea la guerra, más frágil es la paz.

5. La diplomacia es la cuestión clave. Lo que quiere decir con otras palabras la famosa frase de Winston Churchill en 1954 “Boca-boca es mejor que guerra-guerra”. No creo que Churchill creyera en ello cuando lo dijo (ciertamente sus acciones no demuestran este punto de vista), pero se ha convertido en un mantra que prevalece en occidente. La diplomacia es mejor que la guerra y por lo que un acuerdo con Irán es mejor que la alternativa de un estado paria con financiación terrorista. Mantener a Grecia dentro de la zona euro es mejor que una ruptura de las negociaciones que llevan a un “Grexit” por mantener la fachada de una moneda invulnerable. Pobre pensamiento en ambos casos si el efecto de una mala diplomacia es simplemente retrasar una catástrofe posterior. En cada caso, la alternativa a un acuerdo no es un “no acuerdo”, sino un mejor acuerdo. Mi opinión es que ambos acuerdos se derrumbarán, tal vez será el resultado a largo plazo, y el mundo será mejor.

 

¿Demasiados asuntos clave? Por desgracia, no; en los círculos diplomáticos nunca puede haber demasiados temas claves.

 

Stephen White

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