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¡Una Manera de Ver Las Cosas!

Robin Copland

Para un hombre que se formó como medico en la Universidad de Damasco y que paso dos años realizando un postgrado en oftalmología en el Western Eye Hospital, parte del grupo de Hospitales Universitarios de St Mary; un hombre, por otra parte, que tenia pocas, si las tenia, aspiraciones políticas, hasta la muerte de su hermano en 1994, el presidente de Siria Bashar al-Assad, tiene una visión bastante miope sobre como retener el poder político. Durante los últimos dos años, él y la clase política siria han participado en una batalla despiadada por el poder con las fuerzas rebeldes de la oposición vagamente definidos, pero apoyados por el occidente.

Assad llegó al poder tras la muerta de su padre en el 2000. Heredo el liderazgo del partido Baath y del ejército, y fue elegido (aparentemente) con el apoyo popular – el 97% de los votos emitidos. Fue relegido sin oposición en 2007. Como resultado de su dominio político en Siria, supuestamente ha amasado una fortuna personal de $1.5bn, que protege contra el riesgo de perderla diversificando sus activos entre Hong Kong, Rusia y otros paraísos fiscales en el extranjero.

Tal vez es por esto que tiene tanto interés en mantenerse en el poder.

¿Buen tipo? Yo probablemente no lo creo. ¿Megalómano codicioso? No podría decirlo, pero vamos a opinar sobre la evidencia, ya que parece abrumadora.

Pero él sigue siendo, para bien o para mal, el actual presidente del Estado soberano de Siria que, por supuesto da un poco de problema a todos, cuando se trata de la Conferencia de Ginebra II. Sin querer poner mucho más sobre esto, todos (excepto los miembros de la elite política actual en Siria) quieren deshacerse de él y todo lo que representa. Lidera una de las dos partes involucradas en la guerra civil, por lo que es necesario que baya a juicio, por ser uno de los dos principales actores en el conflicto. Continúa a la cabeza del partido Baath y tendrá que participar en la conferencia y posteriores negociaciones, cuando finalmente occuran.

El otro problema en todo esto es que la alianza opositora se fractura. El 22 de julio de 2013, el canciller ruso Sergey Lavrov informó que el gobierno sirio estaba dispuesto a participar en la conferencia y sin condiciones previas. El 25 de noviembre de 2013, el secretario de la ONU Ban Ki-moon confirmó que los miembros del gobierno sirio y de la oposición estarán presentes. Hasta ahora todo bien.

Pero, a raíz de la publicación de la lista de participantes, el 20 de dieimbre de 2013 Hassan Abboud, el líder de una de las facciones de la oposición, Ahrar Al-Sham, dijo que no iban a ser obligados por el resultado de las conversaciones. El Frente Islámico rechazó de plano las conversaciones. El Consejo Nacional de Siria se retiró de la coalición en protesta por su decisión (de la coalición) de asistir a las conversaciones. Por otro lado, el Frente de Revolucionarios de Siria y los Soldados de Levante apoyan las conversaciones. El partido kurdo democrático solicito una delegación a la conferencia, citando el hecho de que las fuerzas kurdas habían creado un estado semiautónomo en el norte de Siria.

Así que solo algunos de la oposición asistieron. Y algunos querían asistir a pesar de no tener derecho. Aquellos que asistieron estaban descontentos con la idea de estar en la misma habitación, pero no en la misma ciudad por ser miembros del gobierno Sirio. Hubo poca oportunidad de llegar a un acuerdo negociado en la conferencia y se necesitaba un árbitro, en el que confiaran las dos partes. Afortunadamente Lakhdar Brahimi, el enviado de paz de la ONU a Siria cumplió ese papel y abrió los canales de comunicación entre ambas partes.

Otro aspecto interesante de la conferencia, interesante e inevitable, ha sido el aporte de los patrocinadores internacionales del evento. Tal vez lo más interesante fue la declaración del secretario de estado de EE.UU. John Kerry, “No hay manera, no hay forma posible, que un hombre que ha liderado una brutal respuesta contra su propia gente, pueda recuperar la legitimidad para gobernar”. Ahora bien, el hecho con el que estoy de acuerdo con él, no es un elemento relacionado con negociación. Kerry tiene que entender que poner una pre-condición a una de las dos partes y obligarla a encontrar la voluntad inaceptable, es de hecho, detener el proceso de negociación, no evitarlo.

A menos, que ese fuera el objetivo de su declaración. Tal vez lo que Kerry quiso decir fue “Vamos a seguir con las conversaciones, estamos de acuerdo con el objetivo de transferir el poder a una autoridad de transición compuesto por representantes tanto del gobierno como de la oposición existente; animamos a ambas partes del conflicto a reunirse y negociar un acuerdo – siempre y cuando el general Basher al-Assad no este involucrado”.

Esta táctica de negociación – poner condiciones previas a la negociación – es interesante. Puede ser utilizado para cumplir una serie de objetivos.

  • Para la negociación.
  • Definir una posición de principios, en ausencia de la cual la negociación será imposible – la “línea en al arena”.

Declaraciones de posición como estas, son a menudo mejor dichas por anticipado o al inicio de la negociación. Pueden ser utilizadas para preparar el terreno y definir el fondo de cualquier acuerdo negociado. Las Declaraciones de Apertura pueden delinear la forma de un acuerdo aceptable y la mejor es que se pueden preparar y ensayar con antelación.

John Kerry no es estúpido. Tal vez el general al-Assad debe poner en marcha su estrategia de salida. Al parece no se da cuenta que no es deseado.

 

Robin Copland

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