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El Poder del “NO”

Stephen White

La reciente película argentina “Relatos Salvajes” es una recopilación de seis historias sobre personas en situaciones desesperadas. Se lo recomendaría a cualquier persona que le gustan las historias entretenidas, pero una de las historias es particularmente interesante para los negociadores.

La trama gira en torno a un acaudalado padre de un adolescente descarriado que coge el BMW familiar para salir por la noche, se emborracha y atropella a una mujer embarazada y luego se da la fuga. La madre y el niño por nacer mueren. El adolescente se lo dice a sus padres, y el padre junto con el abogado de la familia traman un plan. Deciden pedirle al jardinero, un empleado de la familia durante muchos años, que afirme haber sido el conductor y que cumpla la pena en prisión (muy poco realista de 18 meses) a cambio de 500.000 dólares, una suma que va más allá de sus sueños.

El padre está desesperado por mantener a su hijo fuera de prisión, y esta debilidad es explotada por el jardinero y el abogado, que empiezan a pedirle más dinero. Un soborno de un millón de dólares para el policía, que descubre inconsistencias en la historia del jardinero, medio millón más para el abogado de la familia como comisión de representación. Entonces el jardinero exige un apartamento junto al mar, además de un pago extra, y el policía quiere dinero para cubrir algunos gastos para sobornar a otras personas que están por encima de él. Evidentemente todos estos son elementos de la lista de deseos.

Pero el gusano se transforma. Con esta última petición el padre frustrado dice “NO” a todo el asunto, retira todas las ofertas y dice que prefiere que su hijo vaya a prisión. Su esposa se queja, el abogado amenaza, pero todo esto fue en vano.

Con una sola palabra el padre ha cambiado el equilibrio de poder. El abogado retira la lista de deseos que pedía. El padre rechaza esto, y propone que todo el asunto no le cuesta más de un millón de dólares, a compartir entre las partes según lo acuerden ellos. El abogado pide más dinero, el padre se niega, y el acuerdo se firma en sus términos. Hay por lo menos dos lecciones en esta historia; en primer lugar los negociadores aprender cómo el poder puede cambiar por sus propias acciones – no es un hecho fijo – y en segundo lugar ¡No Sea Avaricioso!

Si usted está pensando que le he estropeado la película, le prometo que hay una vuelta de tuerca al final de esta historia, y también que las otras cinco historias, son muy entretenidas.

Por cierto, el argumento tiene ecos de la película turca de 2008 “Tres Monos”, que también vale la pena ver.

Espero que la disfrute.

 

Stephen White

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